lunes, 28 de febrero de 2005

Hielo en el corazón



Después de una gran nevada, si continúa haciendo frío, se queda todo helado. En el corazón también nos pasa. Después de una fuerte desilusión se queda todo gélido, frío, sin ganas de latir. Apagamos con una manta protectora las llamas de los sentimientos que quieren volver a prender repitiendo 'eres muy sensible y no debes sufrir más. no te conviene ilusionarte. si no llegara a ser lo que tú esperas, se sufre mucho. mejor no empezar'. Primero se congela el corazón, luego se agarrotan los músculos y después nuestra mente se queda abotargada, sin capacidad de razonar ni de poner los sentimientos en su sitio. Nos empeñamos en que es un problema de batería y resulta que viene por el motor de arranque: la capacidad de creer en el amor.

5 comentarios:

MarthePG dijo...

Que pesimistas estáis. La humanidad se ha movido siempre por amor, así que nada de apagar corazones, en el momento más insospechado, puede volver a llamar a la puerta, y si no queréis abrir, entonces, que os quedará?

Un beso.

Javier Burbano dijo...

Yo estoy convencido de que es el amor el que mueve todo en esta vida. Y el amor de pareja también nos llama a los corazones. A veces toca demasiado suave y no le oimos. Otras estamos tumbados tan ricamente y no nos apetece abrir. Pero, pesimismo yo porque no llegue el amor el quiero... ¡de eso nada! jajaja Además el mío está ahí, seguro, a punto de aparecer. Estoy totalmente convencido.

AguR dijo...

No creo que todo lo mueva el amor, en todo caso laailusión del amor, bastante más poderosa y cruel al mismo tiempo.

No quiero que el amor llame a mi puerta... ¡quiero que la eche abajo! La última vez que llamaron y la abrí era una hermosa muchacha preguntando si había visto a mi vecino...

Anónimo dijo...

Hoy siento lo mismo...

Anónimo dijo...

Hola, me identifica mucho tu texto sin embargo esta la esperanza de que alguien encienda una llamita y comienze a derretir el hielo nuevamente, saludos.