martes, 31 de mayo de 2005
Cuesta
Nuestro camino a veces se tuerce y gira, asciende y desciende como una noria, nos reta a mantener firme el paso para no caer en el traspiés de la inseguridad, nuestros miedos o el olvido de nosotros mismos. Y, a pesar de todo, seguimos caminando.
lunes, 30 de mayo de 2005
Reja
miércoles, 25 de mayo de 2005
Ferias
martes, 24 de mayo de 2005
Olas
lunes, 23 de mayo de 2005
Luz
martes, 17 de mayo de 2005
Futurología
Las soluciones que llega a dar la gente a los males del alma son de lo más peregrinas. Algunos ponen una flor de cardo en el dintel de una puerta para que espante una bruja o un mal espíritu. Además podemos conseguir grandes cosas con pequeños esfuerzos. Si seguimos una cadena y enviamos un mensaje a diez conocidos entonces veremos cumplirse nuestro deseo más íntimo, aunque todavía seríamos más felices si el correo lo enviáramos a quince. También podemos decirle al ordenador qué tres cartas vamos a elegir al azar para saber cómo se va a decidir nuestro futuro a medio plazo con toda seguridad. Qué suerte el tener las llaves para poder ser felices.
viernes, 13 de mayo de 2005
Camino
jueves, 12 de mayo de 2005
La cerrazón de la sinrazón
Ayer tarde estuve en el velatorio del padre de un amigo. Era un hombre muy mayor, pero poseía una gran energía y unas tremendas ganas de hacer cosas y sentirse vivo. Desde muy joven sintió la vocación militar, y el espíritu aventurero y enfervorecido del momento le llevó a enrolarse en la División Azul, profundamente convencido de la noble misión a realizar en la lejana Rusia. Se fue, como tantos otros, y allí descubrió un pueblo, una gente y una cultura que le fascinaría hasta el resto de sus días. Se dio cuenta del horror que se estaba cometiendo contra muchos millones de personas por el hecho de querer conquistar un país a sangre y fuego. Confraternizó con el pueblo ruso y más tarde escribiría algún libro sobre sus recuerdos de allí. Él siguió un sueño creado en sus pensamientos y se topó con un mundo que le volvió crudamente a la la realidad. Adolf Hitler creó en su mente otra verdad incuestionable, que era la supremacía de su raza aria sobre todas razas de este mundo. El pueblo alemán estaba destinado a gobernar la tierra en un III Reich basado en la doctrina del nacional-socialismo. Toda "infraraza" tendría que ser aniquilida sin contemplaciones, al igual que las personas con ideologías diferentes a la del régimen. Hoy he querido ver la película El hundimiento, que trata acerca de los últimos días de Hitler en el bunker de Berlín, justo antes de perder la guerra. No hay cosa peor que el convencimiento ciego de que se tiene la verdad absoluta y que se debe de alcanzar a cualquier precio. Hitler tenía la plena seguridad de que los judíos, los comunistas y los diferentes partidos que había antes de su llegada al poder, eran los causantes de la ruina del pueblo alemán, además de las asfixiantes compensaciones por la primera guerra mundial. Su pueblo le siguió fielmente con la esperanza de volver a tener el orgullo de antaño que le quitaron el Tratado de Versalles y la interminable crisis económica. Al final se descubrió al monstruo megalómano, capaz de cometer todas las atrocidades de este mundo con tal de conseguir su fin.
Recuerdo que conocí hace años en Austria a un joven que se parecía muchísimo a Hitler, incluso había nacido en un pueblo no lejano al suyo. Sus facciones eran muy parecidas, incluso los gestos te lo recordaban tremendamente. Tenía complejo de parecerse a un personaje atroz, y cuando saludaba a alguien intentaba no mirar a los ojos para que no le recordaran esa realidad tan evidente. Era muy retraído y tan apenas hablaba. Su gran parecido le hacía no querer destacar. Quizás a mí me habría pasado lo mismo.
miércoles, 11 de mayo de 2005
Pabostría
De vez en cuando en Zaragoza encuentras lugares que no reconoces como suyos. Eso me pasa cuando camino por la calle Pabostría, la de un lateral de la Seo. Me parece que estoy en Toledo, en Sevilla o Salamanca. El ambiente es cálido e intimista. Cuando te cruzas con alguien parece que tienes que saludarle o hablarle, porque el lugar te motiva a hacerlo. Creo que todos tenemos rincones escondidos dentro de nosotros mismos que nos invitan a la intimidad pero que no solemos frecuentar demasiado. ¿Será por no tener que saludar?
martes, 10 de mayo de 2005
Tiempo
El tiempo nos delata. Es traicionero. Cuando estamos disfrutando de mil historias nos grita que ya es hora de irnos, que tenemos que hacer otras cosas, que la vida va pasando y nos hemos quedado atrás.
¡Eh! ¡Que ya es hora! ¿Que ya es hora de qué? ¿De lanzarse al vacío y saltar sin red? ¿De probar ese beso que se quedó sin dar? ¿De jugar y sentir que merece la pena vivir?
domingo, 8 de mayo de 2005
Feriantes
Hay en la vida de la feria una cara que no acaba de ocultarse, que es la del feriante. Aparece un poso de amargura, un gesto cansino y aburrido, a veces una mirada que no sabe dónde se ha perdido. Tal vez se quedó en un pueblo manchego de buen recuerdo, en las fiestas de un pueblo muy rumboso o en su lugar de origen de cuyo nombre casi no se acuerda. Vende momentos de felicidad. Dos euros uno, cinco euros tres.
viernes, 6 de mayo de 2005
Bonanza
Cada vez encuentras menos bares en el centro de Zaragoza donde te sirvan bocadillos de los de antes, de pan de barra tradicional, donde te pongan una simple tortilla de chorizo. Uno de esos sitios es el Bonanza, lugar genuino donde los haya. La parroquia que acude allí es variopinta (igual que la decoración). Sientes que dejas a un lado las modas, el diseño, los mundos virtuales y el estrés cotidiano. En los motivos detrás de la barra intuyes los sueños de libertad por fin conseguida a mediados de los setenta en España, incluidos los desnudos de las fotos de las chicas del corcho. A la mujer del dueño se la puede ver y oir batir el huevo en la cocina, con una placa de estas típicas de butano pequeñas de los años sesenta, con su baldosa blanca de toda la vida pero limpia y su calendario con la Virgen del Pilar. El dueño suele llamar a la mayoría de los clientes por su nombre, algunos de ellos catedráticos en activo y otros eméritos en juerga nocturna. Siempre suele haber algún habitual pasado de copas, aunque su comportamiento no suele molestar al resto de la clientela, comprensiva por otra parte. Una mesa de gente que quiere arreglar el mundo se toca con otra que juega al mus, y la siguiente evoca los tiempos pasados en los que se corría delante de los grises (policía), que iban porra en ristre...
jueves, 5 de mayo de 2005
Sevillanas
miércoles, 4 de mayo de 2005
martes, 3 de mayo de 2005
Autos de choque
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