martes, 13 de diciembre de 2005

Érase un lugar de España llamado Belchite
















Dicen los de allí que Belchite es un monumento a la desidia. Es un lugar en el que hubo varias guerras, y en la última de ellas los defensores del bando victorioso resistieron los encarnizados embites de los vencidos. El general vencedor, entusiasta de los momentos heroicos, decidió que no se debía tocar ese pueblo destruido en parte, que sirviera para que generaciones posteriores recordaran los daños ocasionados por el bando perdedor. Los que tuvieran casa allí se marcharían a un pueblo nuevo que se construiría junto al antiguo.
El tiempo, la lluvia y la intemperie se encargarían de destruir lo que dejaron las bombas. Las vigas de madera, que sostenían techos y tejados, se fueron desplomando. La gente visitaba sus antiguas moradas, los niños jugaban por sus calles y algunos recordaban los momentos pasados por los lugares. No se permitió a nadie reparar su casa y todas fueron cayendo una por una. Casas, iglesias, plazas... Había que permitir que lo más querido fuera territorio del abandono y de la desidia.
Desde hace unos años hay gente que se junta entre las ruinas en diciembre para sembrar la semilla de la cultura, de la concordia, del interés por la creación del otro. Que no haya más desidia.

3 comentarios:

Sofía B. dijo...

Bonitas patillas canosas

Javier Burbano dijo...

Me parece que tú lees muchos blogs...

Anónimo dijo...

¿en que zona de españa queda ese extraño lugar. Es la representacion mas sadica del conquistador que qiere que perdure su triunfo
Espero que la vida y la naturaleza cambien el panorama a fotografiar
circe