viernes, 16 de diciembre de 2005

Hubo un día
















¿Qué fue de aquellos tiempos, de aquellos lugares, de aquellas risas, de aquellas chanzas? La vida cambia el ánimo cuando puede la soledad. Vence el temor a no encontrar jamás a mi otro yo reflejado en tí, una mirada cómplice o un sueño compartido. Quizá tenga suerte de que mis montañas de melancolía no entierren mi capacidad de asombro por las cosas.

2 comentarios:

Roberto dijo...

todos los días nos asombramos de todo lo que nos rodea.
nostalgia y melancolia son baluartes para escribir.
me ha gustado
saludos
roberto

Isthar dijo...

No dejes nunca que nada ni nadie te quite la capacidad de seguir asombrándote y sorprediéndote.

Si te quitan eso es como si murieras un poco más por dentro.