viernes, 6 de mayo de 2005

Bonanza



Cada vez encuentras menos bares en el centro de Zaragoza donde te sirvan bocadillos de los de antes, de pan de barra tradicional, donde te pongan una simple tortilla de chorizo. Uno de esos sitios es el Bonanza, lugar genuino donde los haya. La parroquia que acude allí es variopinta (igual que la decoración). Sientes que dejas a un lado las modas, el diseño, los mundos virtuales y el estrés cotidiano. En los motivos detrás de la barra intuyes los sueños de libertad por fin conseguida a mediados de los setenta en España, incluidos los desnudos de las fotos de las chicas del corcho. A la mujer del dueño se la puede ver y oir batir el huevo en la cocina, con una placa de estas típicas de butano pequeñas de los años sesenta, con su baldosa blanca de toda la vida pero limpia y su calendario con la Virgen del Pilar. El dueño suele llamar a la mayoría de los clientes por su nombre, algunos de ellos catedráticos en activo y otros eméritos en juerga nocturna. Siempre suele haber algún habitual pasado de copas, aunque su comportamiento no suele molestar al resto de la clientela, comprensiva por otra parte. Una mesa de gente que quiere arreglar el mundo se toca con otra que juega al mus, y la siguiente evoca los tiempos pasados en los que se corría delante de los grises (policía), que iban porra en ristre...

1 comentario:

MarthePG dijo...

Mmmm, si por centro te refieres al casco y las callejuelas que llevan hacia la plaza Santa Marta, creo que se encuentran pequeñas perlas como la que cuentas.

Pero siempre quedará el Café de los Artistas...