jueves, 31 de marzo de 2005

Río desbocado



A veces somos como un río en el deshielo: arrasamos lo que se nos pone por delante, rompemos barreras, pasamos por encima de muros...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

incluso erosionamos las orillas dejando la señal violenta de nuestro paso, arrancando hierbas, retocando el paisaje. Movemos las piedras del cauce. Piedras que llevaban años sin moverse, y de las cuales algunas no deberían haberse movido en la vida.

Javier Burbano dijo...

Creo que a veces pasamos demasiado tiempo llevando una vida tranquila, sosegada, sin emociones fuertes, sin que se sufra mucho pero sin ser capaces de tener grandes alegrías ni lanzarnos a nuevos proyectos, deseos o inquietudes. Hay que hacer un poco de violencia para conseguir removernos de nuestro asiento y explotar nuestras posibilidades.

Anónimo dijo...

Hola. Me permito el lujo de abrir la puerta de esta blog y dejar un pequeño comentario.
Si bien es bueno removerse a un@ mism@, para no estancarse en la pasividad de su propia vida, en las comodidades que se maquillan de tranquilidad, tampoco es bueno arrasar con aquello que posee sentimientos y, pienso, ni siquiera usar la palabra violencia para tal fin.
Creo que, a diferencia de un río, sabemos por encima de qué piedras podemos ( o debemos) pasar o no.

Anónimo dijo...

Bueno a veces lo importante es encauzar toda esa energía para no acabar haciendo estragos. Si se consgiue se puede llegar a vivir con toda la pasión. Saludos.

MarthePG dijo...

Sólo a veces??? Lo aburrido es no hacerlo, estarse quieto y mirar como los demás van abriendo camino. Hay que ser impulsivo, aunque de vez en cuando, medir también las consecuencias. Y a mí, me encanta ser río en el deshielo :)

1 Beso

AguR dijo...

El río desbocado no elige su camino. Siempre va pendiente abajo. Y lo hace con el único propósito de tener a zonas más tranquilas. El deshielo, nuestro impulso, es sólo el arranque. Pero después la violencia del descenso modifica el entorno, para bien o para mal. Podemos ser felices con un impulso o dañar irremediablemente a alguien. Eso sí... al final, el paso del tiempo lo tranquiliza todo.

Roberto Iza Valdés dijo...
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